Silvia Battaglia

Duelo a través de las redes sociales



Duelo a través de las redes sociales

Duelo a través de las redes sociales

Por: Tanatólogo Javier Lamagrande

     En el primer libro que escribimos con mi socio (Lic. Jorge Domìnguez), nos explayamos bastante en el concepto de duelo; o sea ese periodo variable de tiempo que necesita una persona para reacomodarse frente a una pérdida.

     Duelo, del latín “dolus”, significa dolor, aflicción, y es la respuesta natural por la pérdida de alguien o algo muy significativo. No es un momento, ni un estado; es un proceso y, como tal, tiene inicio y final.

     Hablamos de las Facetas del duelo: negación, enojo, culpa, destrozo interior, dificultad de las primeras veces y dolor fecundo.

     Mencionamos que este tiempo depende de los mecanismos de afrontamiento de cada persona, por lo que es muy importante para familia, amigos y para uno mismo y respetar ritmos personales.

     La conservación de los roles dentro de la familia y el estar atento a no movilizarlos de tal manera que resulte un duelo sobre otro, ya que además de perder a mi ser querido pierdo a mi familiar, porque este se hunde en el dolor de su pérdida y deja de cumplir con su rol.

     Control de síntomas: en una etapa de duelo es muy importante chequearse, controlar la presión, el descanso, la alimentación. Recordar que cuando uno ha estado mucho tiempo en el rol de cuidador primario, al sanarse o fallecer el acompañado viene un cansancio muy grande; lo llamamos cansancio residual. Si bien tengo más tiempo y puedo relajarme, el cuerpo me pide cama, silencio y descanso. Algunos lo viven como una leve depresión, pero no es tal, es la necesidad de darnos tiempo para recobrar fuerzas.

      Repartir tareas: si bien hemos hablado de los roles en la familia, y que muchas veces un familiar es el que “comanda el barco”, es importante hacer sentir a todos partícipes de este proceso de despedida. Saber delegar es una manera de confiar y de dar espacio para que el otro se exprese.

     Facilitar la expresión de sentimientos es fundamental. Cada uno se expresa frente al mismo hecho de manera distinta, ya sea por su edad, su sexo, el rol dentro de la familia o sus mecanismos de afrontamiento. Llorar o estar más emotivo, enojarse, buscar estar solo, buscar rodearse de gente, hablar mucho, quedarse callado, no querer participar o hacer cosas de más pueden ser algunas de las respuestas que podemos dar. Ninguna está mal si no hacemos sentir mal a otros y si no intentamos convencerlos de movilizar su postura. Cada uno a su tiempo logrará encontrar el equilibrio o reencontrarse consigo mismo y a partir de eso hacer el duelo. Respetar al otro en su momento, en sus circunstancias, con sus sentimientos y sus “tempos personales”, es una clave para elaborar un duelo familiar o grupal.

     Es bueno darse esos tiempos que acabamos de mencionar y en ellos permitirnos escucharnos, escuchar al otro y explorar los miedos que han surgido a partir de la partida del ser querido.

     Respetar rituales familiares: cada familia tiene sus hábitos, sus costumbres en la alimentación, en el orden de la casa y también en los funerales. Debemos respetar las creencias, lo que el otro siente que debe hacer para despedirse de su ser amado. Primero hay que preguntar, luego respetar y desde ahí acompañar. Tal vez yo no lo haría de ese modo, pero si para ellos está bien, pues, ¿Qué quiero hacer: acompañar o generar cambios? En tiempos de duelo ya hay un cambio importante: alguien deja de estar, entonces, no sumemos dificultades.

Reconocer el duelo anticipado: cuando ha existido una enfermedad limitante para la vida, o por edad, hay familiares que empiezan a despedirse con tiempo. Ese duelo se hace desde el diagnóstico, desde que uno ve el deterioro del ser querido, frente a las dificultades que se presentan en el acompañamiento y donde muchas veces en un acto de amor uno reza pidiendo que “ya deje de sufrir”; no se le desea la muerte o se dejan de hacer cosas, sino que frente a la aceptación del diagnóstico es que uno desea lo mejor para su ser amado, y a veces es que ya parta.

     Observar señales de duelo complicado: fundamentalmente, la culpa. O cuando no pueden retomar con su vida luego de transcurrido un tiempo se puede recomendar una Intervención profesional individual o grupal según la necesidad, luego de detectada la dificultad para afrontar el proceso del duelo.

     Saber cómo ven esa muerte niños, adultos y adultos mayores. Según sea la conformación de nuestra familia y lo que hemos trabajado sobre el concepto de muerte es importante chequear qué saben, qué quieren saber, qué sienten, qué necesitan. También estar atentos sobre su salud y en el caso de adultos mayores ver que no se sientan culpables por seguir vivos si el que ha enfermado o muerto es un miembro de menor edad de la familia.

     Fomentar la expresión de sentimientos a través de distintos medios: el diálogo, el silencio, escribir, dibujar, caminar, aislarse son también maneras de expresar lo que se siente. Una de ellas es la carta de condolencia.

Carta de condolencia

     Es bueno a veces poner por escrito lo que uno sintió por esa persona y poder entregarla al familiar más directo, de modo que la pueda leer solo, tranquilo. En la carta de condolencia volcamos con lenguaje sencillo aspectos positivos de nuestro encuentro con ese ser que acompañamos y le mostramos a la familia lo valioso que fue para nosotros. Se recomienda entregarla pasado un tiempo, con el objetivo de dar a la familia el espacio que necesita para procesar, por un lado, y para que sientan que con el paso del tiempo no nos olvidamos de ese vínculo.

Redes sociales y muerte

     Vamos evolucionando como sociedad y en este momento en que todo está mediatizado, el proceso de duelo, la noticia de la muerte de un ser conocido y cómo expresamos nuestros sentimientos está expuesto en las redes sociales.

     Hace años atrás nos enterábamos del fallecimiento de alguien porque nos llegaba un telegrama de la familia, iba alguien a avisarnos o lo leíamos en el diario en necrológicas. Hoy lo sabemos al instante por las redes sociales.

     También antes nos vestíamos de negro, suspendíamos festejos familiares y se hacía silencio en la casa del difunto. Hoy todo eso se expresa en estos sitios que dejan al descubierto todo lo que nos pasa y sentimos.

     La muerte de alguien querido viene acompañada siempre de un proceso de duelo, algo tan doloroso como necesario. “Hacer el duelo” quiere decir cortar con el apego con esa persona que ya no está físicamente. Cada individuo es único y como tal, siente cada pérdida de diferente manera que el otro. En plena era digital, el traspaso de la vida privada a la pública es una certeza y hay quienes asumen la pérdida de un ser querido haciendo público su duelo. ¿Cómo? A través de las redes sociales.

     Lo que no soy un nativo de las redes sociales o como se llama ahora soy un inmigrante en las mismas comparto aquí un buceo bibliográfico sobre esta temática que introduce nuevas costumbres y maneras de expresar los sentimientos por una pérdida. Al igual que con otras partes del libro, la idea no es cortar y pegar, sino que introduzco lo vivido y aprendido a fin de dar, como digo siempre, “herramientas válidas”. Espero sea del agrado este apartado. (verán en el índice sugerencias de los artículos sobre los que basé este capítulo).

     Pero, ¿qué pasa con el perfil en redes sociales de un usuario cuando muere? Es un gran interrogante que poco a poco los encargados de redes sociales están tratando de resolver. Por ejemplo, Google tiene una función que permite manejar lo que pasará con las fotos, correos o vídeos relacionados con una cuenta en Gmail si el propietario muere o deja inactiva la cuenta.

      «Gestión de cuenta inactiva» permite borrar el contenido después de los meses de inactividad que el usuario puntualice como determinantes para desactivar la cuenta. Google apunta que para evitar errores enviará un mail o mensaje de texto al usuario. Se brinda así la oportunidad al usuario de determinar la cancelación de sus cuentas después de su muerte o desaparición. Sin embargo, otras redes también ofrecen a los familiares (y usuarios) del fallecido formas de canalizar qué hacer con sus perfiles.

     Por ejemplo, en Facebook, según su política de privacidad, el perfil se puede eliminar o convertir en una cuenta conmemorativa por petición de los familiares. El allegado al fallecido debe ir a la opción de «Ayuda» en Facebook, ir a «Informar sobre una violación» y después en la pregunta «Cómo reporto que un usuario ha fallecido o qué cuenta debe ser recordada o eliminada?». Allí le aparecerán dos opciones, solicitar la creación de un perfil en Memoria o Eliminar una cuenta.

     Si prefiere cerrar la cuenta, Facebook solicitará los datos del usuario que está reportando el deceso y debe cargar en el servidor documentos como comprobante de defunción o algo legal que determine su relación con el fallecido. Si prefiere dejar el perfil del difunto en memoria debe pinchar en la opción correspondiente, luego en «Contactar» y tendrá que rellenar un formulario sobre el fallecido similar al anterior.

     Facebook recuerda que cuando una cuenta se hace conmemorativa se limitan algunas opciones, como por ejemplo: no pueden enviarle mensajes privados, no aparecerá en sugerencias, nadie (aunque tenga la contraseña del fallecido) podrá ingresar al perfil y postear contenido. Solo las personas con las que haya compartido contenido podrán ver las fotos y similares.

     También existen aplicaciones programadas para actuar después de la muerte, como «If I Die» (“Si yo muero”). Esta aplicación de Facebook permite al usuario dejar programado mensajes, vídeo o fotos para que aparezcan después que se compruebe su muerte. El usuario se apunta y deja tres personas de confianza encargadas de verificar la muerte del usuario y activar así el contenido que éste haya dejado preparado.

      Twitter también solicita ciertos datos a familiares o representantes legales del fallecido para cerrar la cuenta en caso de que su propietario muera. En su apartado de Reportar violación aparece la opción «Cómo informar a Twitter sobre un usuario fallecido» donde se detalla la clase de documentos que deben enviar los familiares para certificar la muerte y solicitar la desactivación. Twitter pide, entre otras cosas, una declaración jurada notariada que certifique la relación con el fallecido y datos como una copia de un documento de identidad y certificado de defunción.

     En Instagram se debe enviar un email al equipo de soporte para hacer este trámite. Se debe recordar qué en estos casos, (a menos que alguien conozca las contraseñas de las cuentas) los familiares solicitan la eliminación del perfil y no toman el control de la cuenta. Es decir, los familiares no podrán entrar al perfil y postear entradas o aceptar amigos debido a que las políticas de privacidad de dichas redes prohíben compartir a terceros las contraseñas.

     A través de las redes sociales también se abren posibilidades para las personas que ayudan a decir adiós. En las plataformas virtuales se procesan pérdidas y se buscan palabras de aliento.

     Este hábito se plasma cada vez con mayor frecuencia en Facebook, la red social más popular. Allí se complementan los textos personales con fotografías, canciones y videos. En Twitter también se replica, aunque usualmente se manifiesta ante la muerte de figuras públicas. “Cuando uno está en proceso de duelo, necesita dos cosas: una es reflexionar y volver a darle una significación a lo que se ha perdido; la otra es escuchar una palabra de aliento que permita ver mejor lo sucedido”, observa Diana Sahovaler de Litvinoff, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

     “La proliferación de redes demuestra que las personas buscan comunicarse -agrega la especialista-. «Duelar» siempre es un proceso individual, sea o no compartido en la red, pero poner en palabras lo que a uno le pasa sirve para aliviar el dolor porque, del otro lado, no hay máquinas, hay personas.”

     Sin embargo, también advierte que puede haber, en algunos casos, cierta pregnancia respecto del dolor: “Es casi como si la persona perdiera una parte de sí. Esto se ve muy claramente en las separaciones de pareja, donde este tipo de comportamientos, de necesitar expresar de manera pública algo que se siente, remite a algo que se manifiesta desde los primeros años del ser humano, que es la búsqueda de comprensión, en última instancia, la búsqueda de amor”.

Dilemas de morir en la Web

¿Qué pasa con nuestra identidad virtual cuando dejamos de existir en la vida real? ¿Cómo reaccionar frente a un perfil que ya no tiene un usuario real detrás?

Para el sociólogo Marcelo Urresti, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), las redes sociales plantean varios dilemas frente a la muerte de un usuario, ya que fueron concebidas, en principio, como “redes de la felicidad”; por lo tanto, la tendencia a tramitar duelos en ellas forma parte de un “uso desviado” o inesperado.

     “Nadie se acostumbra a procesar una muerte, pero la sociedad viene preparándonos para ciertas convenciones sobre qué hay que hacer: el cementerio, el velatorio, el entierro, incluso fórmulas del lenguaje.

     Pero en el caso de Facebook, todo es nuevo y hay que aprender a procesar en esa plataforma qué se hace con alguien que murió”, sostiene Urresti. “El problema que tiene esta red en particular es que obliga a la comunicación. Es muy difícil que no haya una manifestación ante la muerte. Si falleció alguien querido para mí o para uno de mis contactos, me quedan dos alternativas: o me hago el que no sé nada, o me veo obligado, por una cuestión de cortesía en la red, a enviar mis condolencias. Si no existiera esta plataforma, no sucedería. ¿A qué lleva esto? A que los procesos de duelo sean tremendos en cuanto a la magnitud que adquieren”.

      En respuesta a la necesidad de que el cierre de la vida real esté acompañado por un cierre de la vida virtual, se desarrollaron aplicaciones y sitios diseñados para esto, como Afternote, que permite archivar las cosas más importantes, confeccionar una bucket list (lista de cosas que se quieren hacer antes de dejar la vida), y deseos y mensajes para las personas más queridas.

     El sitio permite invitar a tres “trustees” (personas de confianza) que pueden acceder a estos deseos y mensajes una vez que el usuario muere. Otra de las alternativas es Dead Man’s Switch, que es un servicio de mails póstumos, en el que un usuario crea mensajes que desea enviar una vez que muere. Les exige a sus usuarios que ingresen con cierta periodicidad y, si no lo hacen, entiende que la persona murió y envía esos mensajes.

     Para algunos investigadores, como Adriana Musitano que los ritos de duelo se expongan en las redes se relaciona con la exhibición de la muerte. No en el sentido de exhibicionismo sino como una manera de mostrar y compartir el dolor con otros. “En la primera etapa del duelo hay proximidad (imaginaria y emocional) con la representación que hacemos del muerto, es la pérdida la que afecta y las imágenes mentales y verbales vuelven una y otra vez, todo nos lo recuerda, y eso nos emociona y no se puede establecer suficiente distancia: el dolor impregna nuestra vida”.

     Y continúa: “A medida que pasan los días, semanas, meses... entonces es posible establecer mayor distancia. Por lo tanto, si a quien se le habla o a quien se le dirigen las fotos de los seres vivos es a la persona muerta y eso se comparte con otros y extiende en el tiempo, se ha detenido el proceso de duelo, se ha empantanado por la primacía de lo imaginario y virtual sobre la construcción de la realidad. De esta manera la palabra o imagen alucinada toca la vida, todo lo confunde y no se establece como diferente el espacio de lo vital”.

     Musitano sostiene en esta entrevista dada a la periodista Gabriela Martín publicada por “Día a Día”, que Facebook facilita el acceso a una red social en la que la interacción virtual es constante, pero dificulta el salirse de ella y no hay mecanismos difundidos para que cuando alguien muere pueda suspenderse esa participación que ya resulta imposible. Pero a esto se suman otras cuestiones que como personas nos afectan: ¿Cómo suspender el espacio virtual y el nombre de alguien a quien amamos y extrañamos?

     En la primera etapa del duelo, Facebook o Twitter pueden ser los soportes para establecer un nuevo trato con los dolientes, pero no con quien ha muerto. “Es el intercambio una de las posibilidades para iniciar, atenuar el dolor y luego con otros comenzar a salir del duelo. En un primer momento, aprovechar el espacio de quien ha muerto permite dar rápidamente la noticia, compartiendo el estupor ante una muerte súbita, el dolor por lo que no se esperaba o bien mostrar consuelo ante la muerte natural o por el cese de una larga enfermedad”, cerró en la entrevista Musitano.

     “La muerte es vida vivida, la vida es muerte que viene”. Jorge Luis Borges.

      Los innumerables cambios que traen consigo las redes sociales nos enfrentan también con una forma inédita para asumir el sentido de la muerte y el duelo de sus deudos.

Nadie escapa de la propia muerte ni del dolor que implica la pérdida de un ser querido: muerte y duelo son fenómenos universales, inevitables e intransferibles. Su certeza nos acompaña desde siempre, pero la forma de aceptarla o rechazarla (y los ritos que la circundan), evolucionan a lo largo de los siglos y varían en las distintas culturas.

Redes de apoyo social en el duelo

     Ciertamente, el dolor no se puede transferir, pero se puede compartir. La forma en que se elabora el duelo depende de la singularidad de la persona, de su relación con el fallecido y de las redes de apoyo con que cuente, pues existe la necesidad de compartir el dolor y recibir muestras de afecto y solidaridad.

     El apoyo social, emocional y material que se recibe, facilita las tareas a realizar en el proceso de duelo que termina con la aceptación de la nueva realidad y la reconstrucción del sentido de vida que amplía la capacidad de establecer nuevos vínculos.

     Las redes de apoyo social propician sentimientos de pertenencia, refuerzan la autoestima, ayudan a manejar las emociones ante la muerte, identifican en qué fase del duelo se encuentra la persona, permiten dar apoyo oportuno y estimulan la expresión de sentimientos de tristeza y temor ante el futuro.

     Siguiendo este principio benéfico del apoyo social, las redes sociales en internet se han convertido en espacios idóneos para compartir los sentimientos ante la pérdida de un ser querido. Mediante la interacción con varias personas, se va tomando conciencia de la propia realidad y se recibe compañía y consuelo, lo que implica un soporte importante para quienes están en duelo. El doliente puede comunicarse o recibir mensajes de sus familiares y amigos en cualquier momento que lo requiera, sin importar tiempo o distancia; puede recibir mensajes de aliento, flores virtuales y compartir recuerdos, fotos o anécdotas. Esto suele hacer más llevadero el proceso.

     El duelo en la actualidad que utiliza el internet y las redes sociales, se puede decir que se expresa de varias formas: la espontánea, que surge entre familiares y amigos cuando son notificados de la pérdida significativa que ha sufrido un pariente o amigo. De modo natural surgen los mensajes de apoyo y solidaridad y el ofrecimiento de ayuda, la compañía y el apoyo continúa a través de la red mientras el doliente lo necesite.

    Esto representa una notable ventaja en comparación con el acompañamiento a un doliente cuando las amistades asisten a los funerales y a los servicios religiosos y después muchas, pierden el contacto, justo en el momento en que la necesidad de compañía aumenta semanas o meses después del fallecimiento, cuando el deudo empieza a caer en cuenta de todo lo que perdió con la muerte de su ser querido; en estos momentos se requiere más del apoyo emocional y social.

     En este sentido, las redes son un espacio importante para ofrecer y recibir apoyo. Por otro lado, la familia y los amigos pueden advertir si el proceso de duelo va evolucionando normalmente o, por el contrario, se está negando, bloqueando o evadiendo el sufrimiento que le ha ocasionado la pérdida del ser querido.

     Otra forma de vivir el duelo es la planeada cuando a una persona le diagnostican una enfermedad terminal y a través de su cuenta o mediante un blog comparte la noticia con sus familiares y amigos e inicia un proceso de despedida. Esto ayuda al enfermo, a familiares y amigos, a aceptar una realidad inevitable y que inicia un proceso de duelo anticipado y compartido por quien se va y quienes se quedan. Se vive una interacción muy estrecha y permite expresar los sentimientos y deseos de cada quien. Recuerda a la época en que las personas presentían su muerte, se preparaban para ella y llamaban a sus familiares y amigos para despedirse y dejar su última voluntad. La muerte se vivía con naturalidad aunque no exenta de tristeza.

     La formal o profesional es otra forma de apoyar el duelo, en la red encontramos cuentas de Facebook, Twitter y blogs elaborados por profesionales de la Tanatología y Psicología. Las personas en duelo pueden acudir, encontrar artículos, testimonios, recomendaciones de libros y películas y recibir orientación para acudir a centros especializados donde se atiende a su situación específica.

     En contra de lo que muchos piensan, reflexionar sobre la muerte no es tétrico, de mal gusto ni ajeno a nuestra realidad cotidiana; al contrario, siempre está presente en nuestra vida. Cuando se acepta la propia finitud y el sentido de trascendencia, mejora la calidad de vida al buscar estar en armonía con Dios, con el prójimo, con la cultura y la naturaleza.

     Es posible que las redes sociales contribuyan a derribar el tabú de la muerte que se instaló en el siglo pasado en las sociedades occidentales, obstaculizando la plena elaboración del duelo. Nos hemos adaptado a leer diarios digitalmente, a tener cuentas bancarias a través de la computadora, a mostrar nuestros viajes, éxitos y sentimientos por medio de las redes… Pues bien, el duelo es parte de la vida, como siempre digo, y ha encontrado un lugar en este nuevo espacio de mostrar lo que nos pasa.

Estando trabajando sobre este artículo para compartir con ustedes ayer fui al cine a ve la película de Disney “Coco”, la recomiendo especialmente, ya que con mucho respeto hablan de la muerte y de los rituales y creencias de las familias mexicanas frente a la partida de sus seres amados y como los recuerdan.

Conceptos trabajados:

• Concepto de Duelo.

• Etapas del Duelo.

• Expresión de los sentimientos: Carta de Condolencia.

• Redes sociales y muerte.